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ANTONI

BONET CASTELLANA

Nace en 1913 en Barcelona, y tras sus estudios primarios logra una beca para estudiar en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona.

Conoce a Josep Lluís Sert y Josep Torres Clavé, e ingresa en su estudio colaborando en diversos proyectos, donde recibe su primera formación racionalista.

En el año 1933 asiste al IV CIAM, en el cual se redactará la Carta de Atenas, y en el que entra en contacto con arquitectos europeos de vanguardia como Le Corbusier o Alvar Aalto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El año siguiente ingresa como socio estudiante en el GATCPAC, en el que participa en los principales proyectos del grupo: viviendas obreras, Ciutat de Repòs i vacances en Castelldefels, Plan Macià…

En esta época crea la firma MIDVA con Sert y Torres Clavé, dedicada al estudio y fabricación de muebles en serie; y se traslada a París al finalizar sus estudios, donde ingresa en el estudio de Le Corbusier.

Tras colaborar con Sert y Luis Lacasa en la construcción del Pabellón Español para la Exposición Internacional de 1937 y asistir al V CIAM (dedicado al tema Logis et Loisirs) se instala en Buenos Aires con la intención de materializar todos los conceptos que ha ido desarrollando en su etapa de formación.

En 1949 conoce a Ricardo Gomis e Inés Bertrand, quienes le encargan una casa de veranero en el Prat del Llobregat. Desde Buenos Aires dirige la construcción de la Casa La Ricarda, uno de sus proyectos más conocidos y estudiados, y que inició en 1949 y se terminó en 1963.

 

En los primeros años de la década de los 50 comienza a estudiar sistemas de construcción de viviendas prefabricadas: sistema BGB y BSC (Bonet Sistema Constructivo)

En 1960 le encargan junto a Puig Torné el proyecto de urbanización de la Manga del Mar Menor en Murcia, impulsado por el Ministerio de Turismo. La faceta de urbanista no le es nueva a Bonet, ya que en Argentina ha realizado diferentes propuestas de urbanización: Punta Ballena (1945), proyecto de Bajo Belgrano (1949), urbanización en la ciudad balnearia de Miramar (1950), Plan Regulador Necochea-Quequén (1953), remodelación del Barrio Sur de Buenos Aires (1956).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

España, durante el mandato de Franco, y después de la Guerra Civil, sufre una etapa de crisis y represión. Fueron muchos los españoles que decidieron exiliarse a países como México o Argentina, entre ellos Antoni Bonet, quien conocerá allí a jóvenes arquitectos que influirán posteriormente en su trabajo. A partir de 1959 comienza una etapa de cambio económico, social, y político conocida como desarrollismo, finalizando en 1975. Constituye la segunda etapa del franquismo.

 

Para conseguir un crecimiento económico y la mejora de las relaciones internacionales se busca potenciar el turismo y comercio, recurriendo a la creación de Planes de Desarrollo, entre ellos el Plan Nacional de Turismo, de la mano de Manuel Fraga, Ministro de Información y Turismo a partir de  1962. 

 

 

  Silla BKF en elMoMA de Nueva York                                             Delegación del GATCPAC en el IV CIAM

conjunto de apartamentos Malaret

Folleto de promoción de España, años 60

Previamente en 1960, ya se había iniciado un plan de desarrollo urbanístico en busca de turismo en La Manga del Mar Menor, en la región de Murcia, un territorio hasta aquel entonces virgen, considerado idílico por su particular situación entre las aguas del mar Mediterráneo. 

La voluntad de preservar esos valores naturales del paisaje, llevó a los arquitectos a plantear una ocupación discontinua del territorio, concentrando la edificación en clusters de viviendas y equipamientos organizados alrededor de torres de 21 plantas, repetidos, aproximadamente, cada 1,2 km a lo largo de un eje vertebrador, que constituiría la carretera, siguiendo el eje longitudinal del área.

El plan fue encomendado a los arquitectos Antoni Bonet, quien ya había regresado de su exilio, y Josep Puig Torné. Ambos se habían asociado en 1959, abriendo un estudio en Barcelona tras recibir numerosos encargos en la costa catalana.

Inspirándose en las propuestas de Le Corbusier para Argel o Buenos Aires, y en su visión de la ciudad desde el mar, los arquitectos respondían a la horizontalidad por contraste topológico, subrayando la presencia vertical de las torres como hitos paisajísticos que, contemplados desde la distancia, marcaban la posición de los núcleos habitados. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A raíz de una efectiva campaña publicitaria, los promotores consiguieron el apoyo de los ayuntamientos implicados. El espaldarazo definitivo llegó desde el Ministerio de Información y Turismo que, en 1963, incluyó La Manga en el ámbito de la Ley de Centros de Interés Turístico. El desarrollo posterior del Plan tuvo que incorporar importantes consideraciones legales y económicas que afectaron a la forma original de la propuesta, quedando definitivamente a día de hoy en un complejo totalmente urbanizado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Un conjunto urbano excepcional entre dos mares de incomparable belleza 26 hoteles principales con tres torres de 21 pisos, centros comerciales , apartamentos, restaurantes y cocina típica tradicional, residencias multifamiliares y  viviendas aisladas, bares, discotecas, mercados, garajes, entretenimiento, centros culturales y recreativos, artesanía , etc “

 

El primer proyecto de Bonet en la Manga fue un conjunto hexagonal, planteado a partir de un sistema de crecimiento flexible. La agrupación de 87 viviendas se basaba en una agregación de piezas que delimitaban recintos ajardinados destinados al uso vecinal.

 

Próximo a éste, y con simultaneidad en el tiempo, tiene lugar el conjunto de apartamentos Malaret. El proyecto consta de 56 viviendas unifamiliares extendidas en dos hileras paralelas, que según Bonet, podía convertirse en algo más ambicioso al conformar un frente de la Manga al extenderse longitudinalmente hasta el límite de las Salinas de Mar Menor. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A una escala global del proyecto, las viviendas siguen un trazado zigzagueante y con orientación opuesta, tratando de conseguir vistas a ambos lados de la zona así como un buen soleamiento y garantizar privacidad entre las viviendas contiguas. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bonet duplica de forma simétrica las hileras con respecto a un edificio comercial que constituye el centro del conjunto, consiguiendo así equilibrar la relación entre equipamientos y viviendas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tratando de conseguir mejores vistas, los apartamentos se elevan del suelo sobre pilares metálicos, generando una planta libre que no interrumpe la parcela y permite ampliar el espacio doméstico exterior bajo un espacio de sombra.

 

Analizando a escala menor, los apartamentos, primas pareados con cubierta de teja a un agua, son la expresión máxima del Existenzminimum (vivienda mínima) y heredan las características del BSC (sistema de vivienda prefabricada) en el que Bonet había estado trabajando anteriormente en otros proyectos.

 

Bonet pasa a formar parte de un grupo de arquitectos, científicos, artistas... surgido en Buenos Aires que se propone estudiar y resolver los problemas de la arquitectura y urbanismo. Para solucionar la despoblación de la campaña argentina, se llega a un plan de urbanización basado en la construcción de viviendas prefabricadas. Establecen tres sistemas:

-1, La vivienda totalmente construida en fábrica, y transportada mediante camiones hasta el lugar de emplazamiento, pero plantea una serie de inconvenientes, como la distancia y el recorrido...

-2, La vivienda formada por elementos fabricados previamente en fábrica (paredes, tabiques, pisos...) y llevados al terreno.

3, La vivienda se construye en el solar; en este caso la prefabricación radica en la producción seriada de los elementos constructivos.

Respecto a los materiales, se recurre a hormigón celular y encofrados metálicos por su facilidad de elaboración. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la organización de la vivienda en planta, Antoni Bonet trabaja sobre dos crujías, que organizan el programa en bandas. La primera, continua, queda ocupada por la zona de estancia y la segunda se relega a los servicios y habitaciones. La cocina, quedando en la banda de servicios, está muy vinculada al estar al no verse interrumpida por muros.

 

la ricarda

Hacia finales de los 40, Inés Bertrand y RicardGomis, recién casados, planean la  construcción de una casa destinada a pasar largas temporadas de vida en familia. El extenso solar, propiedad de la familia Gomis, se situaba en la costa de El Prat del Llobregat, cercano a un conjunto de lagos llamado La Ricarda;  el proyecto se ejercería por correspondencia a una tremenda distancia: se gestaría en Buenos Aires y se construiría en Barcelona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El anteproyecto presentado en 1950 era, seguramente, deudor de los principios planteados por le Corbusier (volumen autónomo levantado mediante pilotis, rampa que transcurre paralela a la dimensión mayor de la planta y uso de brise-soleil) y partía de una premisa fundamental: elevarse sobre un terreno inalterado para disfrutar de las vistas lejanas al mar a través de grandes terrazas-jardín. Los recorridos se vertebraban alrededor del muro y rampa principal, concebidos como el núcleo central.

RicardGomis y Antoni Bonet en el terreno de la Ricarda

Pero cuando Bonet se replantea el proyecto, modifica radicalmente su parecer, y modela el terreno hasta conseguir el nivel ajustado, definiendo una plataforma natural-artificial sobre la que se desarrollaría la casaa planta baja. De este modo, la superficie del jardín frontal se presenta como un papel en el que se dibujan las trazas fundamentales que sirvieron para construir la casa, asimilando el bosque de pinos existente. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La idea base del nuevo proyecto fue determinar un módulo de 8,80m x 8,80m que generara por adición los espacios interiores y exteriores del edificio, y que cuya subdivisión produciera, a su vez, una serie de submódulos que definen aparentes detalles como la medida del pavimento o el mobiliario fijo. Así, la casa no posee un núcleo que la vertebre, sino que es la conexión entre los distintos pabellones la que configura la organización del edificio: una lógica de agregación que impone sus propias trazas en un lugar sin referencias previas.

 

 

 

 

 

El elemento de cubrición es una doble bóveda catalana que corresponde a los módulos, y cuya unión produce una losa plana por la que discurre el canal de desagüe de la cubierta. Se sustenta por cuatro pilares metálicos de sección cuadrada (dos UPN de 13cm soldados) y tiene su punto más bajo a 2,10m, mientras que su punto más alto se halla a 3,40m.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La relación de la casa con el exterior se produce mediante distintos filtros: las sombras arrojadas por las bóvedas-parasoles, las ahuecadas o los espacios en negativo que definen los pabellones. Así, cada espacio interior tiene su homólogo expandido en el exterior y viene definido por un muro en los dormitorios,  bóveda-porche en el salón, bóveda semi-descubierta para el comedor de verano, el ámbito posterior del pabellón independiente y el patio de servicio. Esta relación no es tan frontal como aparenta la disposición en planta, sino que es oblicua o escorzada. Además, las fachadas están tratadas según la orientación y la situación relativa, existen paramentos de celosía, de vidrio, de revestimiento cerámico o de brise-soleil. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La casa, es la esencia del lugar aún siendo posterior él, ya que ha sido capaz de generar su propio entorno y los más positivo de sus preexistencias. Hoy en día, la Ricarda es la casa y no la finca que dio su nombre. Y a su vez, Ricardo Gomis pasaría a formar parte de una lista no demasiado larga integrada por Stein-De Monzie, los Kauffman o los Tugendhat, que acompañan y experimentan la producción de la vanguardia, coleccionistas de lo que pudiera significar un nuevo modo de vida.

 

En este link de TV3 podemos ver lo que significó la casa para la cultura vanguardista catalana de la época:

http://www.ccma.cat/tv3/alacarta/programa/titol-video/video/3418130/

 

Y en estas revistas, también publicadas hacia los años 60-70, se muestra La Ricarda como un avance arquitectónico.

 

Revista Arquitectura Bis

Revista Hogar y Arquitectura

En 1947, Bonet Castellana proyecta la casa Berlingieri en Punta Ballena Uruguay. No sólo tiene en común con la Ricarda, el hecho de que una familia pudiente quiera construirse una casa de veraneo con el nombre de un gran arquitecto como firma, sino que muchos de los puntos que esta casa trata luego se verán perfeccionados en la Ricarda. Bonet Castellana utiliza una única forma constructivo-espacial basada en la bóveda catalana, creando dos volúmenes uno de dormitorios que se encuentra sobre una duna ajardinada y otro de carácter más público, en perpendicular al él que se divide en dos plantas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para la construcción de esta bóveda se hace una innovación técnica, dos pieles construyen una cámara de aire entre ellas. Una primera capa que funciona como estructura compuesta de piezas cerámicas alternadas con redondos de hierro y una segunda capa sostenida por tabiquillos. La bóveda descansa sobre una gran viga de hormigón, que recorre la vivienda en el eje longitudinal. En este caso el modulo tiene una distancia de 6 metros entre ejes de pilares pero que se ve dividido en dos módulos de 4.5 y 1.5 cada uno para dar forma a las habitaciones y servicios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Podemos observar como ya en las plantas de esta vivienda se observan muchos de los ingredientes de la posterior casa de  La Ricarda. La utilización del modulo de bóveda, un elemento seriado, que sirve para dar forma a los espacios de la casa tanto en el interior como en el exterior. La diferenciación de dos volúmenes uno más privado y otro más público articulados entre sí con dos ejes perpendiculares que hacen de base para las circulaciones principales conectando los distintos espacios, dotando a la planta de mucha flexibilidad.

Aunque esta casa se distribuye en dos plantas, el esquema organizativo de la misma se puede resumir en la alta, ya que la planta baja sirve como recibimiento y acogida a la misma algo parecido pasará en la Ricarda con el patio principal y el patio interior que distribuyen las diferentes estacias.

En definitiva podemos destacar como se pueden ver los ingredientes de la futura Ricarda en una construcción anterior a ella dando prueba de que los planteamientos que en ella se tratan de forma tan perfecta llevan consigo muchos años de estudio y pensamiento.

 

 

 

 

La aproximación a la casa Gomis se va haciendo paulatinamente mediante un camino que poco a poco te introduce en el recinto de la casa sin apenas darte cuenta. De repente vas divisando las ondulaciones de la cubierta que se elevan sobre los setos perimetrales pero sin sobrepasar la altura de los pinos que la circundan. Al llegar al patio principal que se crea entre el volumen de habitaciones, el de la cocina y el de servicio puedes distinguir diferentes tratamientos de fachada pero destacando la plasticidad y el color que tan bien se integra en el paisaje. Las piezas de gres, los azulejos…cuentan con la característica intrínseca del color del lugar, adecuándose al entorno de manera perfecta.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al entrar en la casa el patio interior diferencia los distintos sectores de la vivienda, gracias a él se van articulando los recorridos de la misma creando tres zonas con una función determinada pero no permanente. Un eje une la zona de dormitorios de los niños con el comedor, el cual se abre al exterior gracias a los paños acristalados y con las celosías. Otro  eje perpendicular al mismo es el que te lleva a la habitación principal de la familia. La casa se distribuye a partir de ese patio interior que vincula el exterior con el interior pero esta vinculación se ve en casi todos los espacios de la misma.  El estudio de esta vivienda nos permite darnos cuenta como la arquitectura puede responder a distintos programas con una misma forma, las diferentes estancias pueden amoldarse a muchos usos y en uno de nuestros trabajos anteriores pudimos verlo presente al cambiarle el uso y que pasase a ser una galería de arte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Ricarda ha sufrido en sus propias paredes, pavimentos, vidrios y greses el paso del tiempo.  El aeropuerto del Prat, muy próximo a su emplazamiento, hace muy difícil poder habitarla, podemos hacer un paralelismo con la presencia de la autovía en el emplazamiento de nuestro camping ya que la contaminación acústica está muy presente en él, como lo está en la Ricarda.  Algunas preguntas nos vienen a la mente cuando tratamos este tema, porque en el interior de las viviendas podemos aislarnos del exterior, pero qué pasa cuando estamos en el exterior y es la contaminación acústica y lumínica la que nos invade… es algo imposible de evitar porque siempre va a estar ahí, pero quizá exista o no algún método para intentar minimizarla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Ricarda sigue perteneciendo a la familia Gomis, quienes en 1997 encargaron a los arquitectos Fernando Álvarez Prozorovch y Jordi Roig realizar la restauración de la casa muy deteriorada por el paso del tiempo. Esta cuidadosa obra se centró en la cubierta y la carpintería. El objetivo del proyecto se centró en restablecer el funcionamiento de los aislamientos térmico e hidrófugo, y en la reparación de las corrosiones derivadas de la condensación sobre la armadura de la bóveda estructural, menos visibles pero más preocupantes desde el punto de vista de la estabilidad y la supervivencia de la bóveda, por lo tanto, de toda la casa. Actualmente se encuentra en mejor estado pero al tratarse de una casa no habitada su estado va empeorando día a día.  Quizá un nuevo uso para la misma podría ser la solución para que no caiga en la ruina como muchas otras grandes obras de arquitectura en España y en el mundo. 

 

Podemos destacar como esta casa cuenta con mucha versatilidad de uso, gracias a sus grandes espacios y a su distribución en cruz puede albergar multiplicidad de usos en sus espacios sin que estos determinen el lugar. El comedor se trata de un lugar muy amplio en el que su interior se producían conciertos, representaciones y muchas otras actuaciones, también se puede observar esa versatilidad en las habitaciones de los niños en las que estas se podían partir con tabiques móviles o no. Es un buen ejemplo de cómo se pueden resolver distintos programas en una misma planta gracias a la buena conexión entre los espacios sin tener que pertenecer a un mismo programa, pudiendo alojar un restaurante en la parte del comedor y un alquiler en la habitación principal o cualquier otro uso. Es por ello por lo que nos parece una perfecta construcción para hacer de equipamiento principal en nuestro camping. Su desarrollo en una sola planta, colmatando el espacio pero de una forma diferente produciendo espacios interiores y exteriores relacionados entre sí para poder usarlos en las dos situaciones la hace única.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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